Las plantas carnívoras son todas aquellas plantas que obtienen parte de sus nutrientes a partir de la caza. Este tipo de plantas son sin duda una de las plantas más curiosas y sorprendentes que existe en el mundo.
Existen alrededor de 625 especies en todo el planeta, y su tamaño va desde un centímetro, hasta casi alcanzar los tres metros de altura. Se alimentan principalmente de insectos y artrópodos, pero también pueden atrapar otro tipo de presas como pequeñas ranas y lagartijas.
Una de las cualidades que hace sorprendente a esta planta es que obtiene energía de diferentes formas. Aunque la mayor parte proviene de cazar, también puede obtener nutrientes del suelo, aunque este sea muy pobre. Además pueden obtener energía por fotosíntesis, como el resto de las plantas. Sin embargo, son ineficientes en ello, por lo que se les hace necesario alimentarse de animales.
Han demostrado ser organismos con un alto nivel de adaptación, pueden crecer en casi cualquier tipo de suelo, e incluso hay algunas que pueden crecer debajo del agua y alimentarse a base de peces.
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Cómo se mueven las plantas carnívoras
Algo que no ha parado de sorprender a las personas desde que estas plantas fueron descubiertas por Charles Darwin en 1987, es su habilidad de moverse a pesar de no tener músculos. Esta planta logra el movimiento gracias a que puede acumular presión de agua en las paredes de las células de su característica hoja de captura, lo que causa que se cierre, atrapando cualquier “cosa” que esté en su interior.
Las plantas carnívoras no son familia entre sí
Las plantas carnívoras han evolucionado en una gran variedad de formas, y han desarrollado diversos órganos de captura. Pero algo curioso de ellas es que, aunque muchas tienen mecanismos muy similares para capturar a sus presas, en muchos casos no son parientes, sino que han evolucionado de plantas completamente ajenas una de la otra.
Una planta capaz de contar
De todas las plantas carnívoras, una de las más conocidas es la venus atrapamoscas. Para esta planta no es una decisión fácil cerrar su órgano de captura. Realizar este movimiento requiere un gasto muy elevado de energía por lo que la planta. Para ello ha tenido que desarrollar un mecanismo increíble para realizar esta acción: la planta carnívora utiliza números.
Dentro de las hojas de captura cuenta con una serie de pelos o filamentos sensores que la ayudan a detectar su presa. La venus atrapamoscas tiene la habilidad de contar las veces que una potencial presa toca sus sensores. Al primer contacto con un pelo sensor, la planta no se cerrará, pero se pondrá en modo alerta. Si ocurre un segundo contacto en menos de 30 segundos, causará que la planta cierre sus hojas de captura. Cuando el insecto trate desesperadamente de escapar, volverá a tocar repetidas veces los sensores, como respuesta a esto la planta se cerrará herméticamente y formará algo conocido como “estómago verde” para digerir a su presa.
Cuando la presa causa el segundo contacto, la planta empieza a liberar una hormona llamada jasmonato. Esta hormona es liberada por muchas plantas como respuesta al contacto, pero para la venus atrapamoscas estimula la producción de enzimas digestivas, y a su vez la prepara para captar los nutrientes provenientes de su víctima. Cuantos más estímulos reciban los filamentos receptores, la planta liberará más enzimas digestivas.
De este modo, la venus atrapamoscas, utilizando su habilidad para contar, puede evaluar si vale la pena moverse y estar segura de que saldrá ganando.
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