La Taxonomía de Bloom: ¿qué es y para qué sirve?

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Para lograr un aprendizaje efectivo, el proceso de enseñar debe considerar una definición apropiada de los objetivos de aprendizaje. Por eso, el diseño de los objetivos de aprendizaje es la parte más difícil cuando se planifican las actividades didácticas. Ya que, un objetivo de aprendizaje específica el comportamiento deseado en el alumno como consecuencia de las actividades diseñadas para garantizar que se dé el aprendizaje.

Adicionalmente, es importante que el aprendizaje se pueda observar y evaluar, para poder medir la eficiencia del proceso de enseñanza. Estas características que requieren los objetivos, amerita que sean bien expresados y bien formulados, porque es fundamental garantizar su comprensión.

Entonces, para evitar dificultades en el entendimiento de los objetivos de aprendizaje, en el ambiente educativo se utiliza un lenguaje o una clasificación que facilita esta tarea. Esa clasificación es conocida como taxonomía de Bloom y es un marco referencial empleado por los educadores para expresar en una forma clara y precisa los objetivos formativos.

Los objetivos formativos determinan los conocimientos y conductas que los estudiantes aprenderán, desarrollando habilidades que lo demuestren y dar así, por concluido el proceso educativo.

¿Qué es la Taxonomía de Bloom?

La taxonomía de Bloom clasifica los dominios del aprendizaje, ordenando las habilidades y los procesos descritos en las tareas educativas, que posteriormente, se evaluarán.

Dentro de estos dominios de aprendizaje se distinguen tres objetivos formativos clasificados jerárquicamente: el dominio cognitivo, el dominio afectivo y el dominio psicomotor.

Esta taxonomía fue creada por Benjamín Bloom, quien junto a un grupo de pedagogos, desarrolló una “Taxonomía de objetivos educacionales” publicada en 1956. Esta clasificación estableció una jerarquía de los conocimientos que cualquier alumno debe dominar en las diferentes asignaturas que curse. Específicamente, para lograrlo, Bloom desarrolló una jerarquía dentro de los objetivos educativos que los alumnos deben alcanzar.

La mencionada taxonomía definió seis niveles graduales, que cada alumno deberá aprobar para garantizar el dominio del conocimiento y que pueda avanzar. Por lo que, para estar en un nivel, se deben haber aprobado los niveles previos.

Los niveles definidos por Bloom en su clasificación, dentro del ámbito cognitivo, son los siguientes: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación.

Taxonomía cognitiva de Bloom

La clasificación establecida a través de los niveles definidos por Bloom en el ámbito cognitivo se conoce como la Taxonomía cognitiva de Bloom. Porque, definitivamente, el mayor énfasis que se ha puesto durante la historia de la educación, ha sido en el área del conocimiento.

Entonces, la taxonomía de Bloom también lo ha hecho, apoyando el trabajo que ayude a potenciar las competencias de los estudiantes. Centrándose en desarrollar las habilidades cognitivas utilizando las capacidades intelectuales, afectivas y psicomotrices de los individuos. Especialmente, porque dentro de estas capacidades hay diversas acciones y aspectos que hay que trabajar individual y colectivamente.

Los principales objetivos educativos de acuerdo con la taxonomía de Bloom son los siguientes:

Conocimiento

Dentro de esta taxonomía, el conocimiento es considerado como la capacidad de recordar lo que previamente se ha aprendido. Es una de las capacidades más básicas que un alumno debe adquirir y la que requiere menor procesamiento.

El nivel de conocimiento hace referencia a los datos que los alumnos deben memorizar, datos específicos, así como las formas y medios de procesar esos datos.

Comprensión

Ser capaces de recordar información no es suficiente para aplicar lo aprendido, aparte de memorizar se necesita entendimiento. La comprensión de lo aprendido, posibilita adaptar el conocimiento a las necesidades del ambiente en el que interactuamos. Por ello, el nivel de comprensión hace referencia a la capacidad de transformar la información, de forma tal que la podamos entender e interpretar.

Para los alumnos, alcanzar este nivel significa que son capaces de captar el sentido de las cosas, entender una comunicación, un fenómeno o un hecho que ha sucedido. Este nivel puede ser subdividido en tres subniveles:

  • Transferencia, cuando puedes cambiar una forma de información por otra.
  • Interpretación, cuando eres capaz de explicar el concepto con tus propias palabras.
  • Extrapolación, se refiere a la capacidad de determinar posibles resultados o consecuencias.

Aplicación

Avanzando en las habilidades a desarrollar, después de tener el conocimiento y la comprensión, el paso siguiente es la aplicación de lo aprendido. Así que, llegado este momento, los alumnos además de captar y entender lo que se dice, deben ser capaces de aplicar el conocimiento.

Este nivel de aplicación hace referencia a la capacidad de emplear la información aprendida, de ponerla en práctica cuando se necesite, de aplicarla a un caso real o hipotético.

Análisis

Una vez que se ha dominado la capacidad de aplicar lo aprendido, el siguiente paso es el análisis de la información. Este análisis implica que el alumno debe ser capaz de hacer un examen minucioso del conocimiento obtenido en los niveles previos.

El nivel de análisis hace referencia a la capacidad de desagregar lo aprendido en diversas partes para conocer como está formado y poder emplear este conocimiento en diversos ámbitos.

Un buen análisis permite crear hipótesis a ser evaluadas, contrastándolas con la información que se tiene. Para lo que se puede requerir un análisis exhaustivo de las partes en que se puede dividir un problema y así, encontrar soluciones.

Hay tres tipos de análisis que ayudan a esta revisión exhaustiva:

  • Análisis de elementos, el que permite identificar los elementos que forman un todo.
  • Análisis de relaciones, para darse cuenta de las relaciones existentes en un mismo acontecimiento.
  • Análisis de principios de organización, para identificar las líneas maestras que soportan la estructura del problema.

Síntesis

Cuando se ha superado el nivel de análisis de la información, el próximo paso es la síntesis de la información. Sintetizar implica elaborar un modelo que resume la información con el objetivo de generar algo distinto a lo aprendido, es decir, crear nuevo conocimiento.

Después del análisis, la síntesis es el objetivo cognitivo más complejo de la taxonomía, pues conlleva trabajar con la información aprendida e incorporar otros elementos para crear algo nuevo.

Síntesis significa resumen, sumario, sinopsis, es decir, hacer una descripción breve de la información, que necesita de un análisis previo para lograrlo. Entonces, se comprueban las partes para crear algo novedoso, yendo del detalle a lo general, después de haber ido de lo general o lo particular.

Evaluación

Una vez que se ha aprendido a crear conocimiento, la última habilidad a desarrollar es la capacidad de evaluarlo. Evaluar significa ser capaz de emitir un juicio de acuerdo con ciertos criterios u opiniones con fundamento.

La evaluación puede implicar no estar de acuerdo con lo enseñado, para lo que se requiere un alto nivel de madurez mental en los alumnos. Este nivel de evaluación hace referencia a la capacidad de tener una actitud crítica ante los hechos que forman parte de un problema.

¿Para qué sirve la Taxonomía de Bloom?

La formulación de objetivos de aprendizaje hace explícita la intención de la enseñanza y orienta el desarrollo de los procesos y de las actividades que se diseñen para lograrlo. Básicamente, porque el diseño de las actividades didácticas se formula de acuerdo con el aprendizaje a impartir a los alumnos.

Debido a esto, la taxonomía de Bloom es sumamente útil y eficaz para establecer los objetivos de aprendizaje y así, planificar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, para planificar apropiadamente el aprendizaje, es fundamental tener claro lo que se quiere lograr.

Es necesario tener clara el área de aprendizaje, los objetivos a alcanzar, los instrumentos o herramientas de evaluación y por supuesto, las actividades que se pueden realizar. Porque con esta clasificación, se pretende que los alumnos desarrollen habilidades para usar el conocimiento adquirido, ya sea en la resolución de problemas o en la creación de nuevo conocimiento.

En conclusión, la taxonomía de Bloom sirve para saber que:

  • Hay que recordar un concepto, antes de entenderlo.
  • Hay que entender un concepto, antes de poder aplicarlo.
  • Hay que aplicar un concepto, antes de analizarlo.
  • Hay que analizar un concepto, antes de evaluarlo.
  • Antes de crear un concepto, hay que recordar, comprender, aplicar, analizar y evaluar.

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