¿Cómo se forman los copos de nieve?

Copos de nieve

Todos admiramos la belleza del invierno, se trata de una temporada que nos transporta a momentos mágicos. La nieve es una maravilla de la naturaleza, pero sabes en realidad ¿cómo se produce la formación de los copos de nieve? Sigue leyendo y entérate de cada detalle de estos majestuosos cristales.

Su estructura es geométrica y adquieren las moléculas de agua cuando se forman los cristales de hielo. Al congelarse el líquido, los átomos se asientan en el estado de menos energía, y esto siempre implicaría una simetría.

El proceso de formación de los copos de nieve

Los copos de nieve se componen de distintos cristales de hielo. Por ello, el proceso de formación consiste en congelar una gota de agua alrededor de una partícula en suspensión. En el momento que la gota se convierte en cristal, inmediatamente se obtiene un prisma hexagonal. Cuando la temperatura no alcanza los 13 °C dichas gotas de agua se van condensando sobre la superficie.

Copos de nieve

Después de este proceso, el cristal se acrecienta y forman ramas en cada una de las seis puntas del hexágono. Dependiendo de las condiciones ambientales, se determina la manera en que crecerán las ramas. Como por ejemplo: la cantidad de agua, la presión, las condiciones ambientales y la temperatura. Las formas de cristalización son aleatorias y por eso siempre son de gran precisión.

En el año 1988, ciertos investigadores de Wisconsin demostraron que no pueden existir dos copos semejantes. Pero no todo fue así, porque también comprobaron que si se controlan las condiciones ambientales en un laboratorio. En este caso, se podría lograr conseguir dos estructuras idénticas, aunque la forma no sería tan magnífica como suelen ser.

Tipología de los copos de nieve

En una nevada nos podemos encontrar con una gran diversidad de copos de nieve. Estos, como ya se dijo, son producto de las diferentes condiciones de formación que pueden suscitarse. En este sentido, seguidamente se mencionan los distintos tipos de cristales de hielo existentes en la naturaleza.

Prismas simples

Son los tipos de prismas más básicos existentes de los copos de nieves. Su estructura suele ser variante, y van desde largos prismas hasta finas láminas hexagonales. El tamaño de estos es mínimo y por eso resulta difícil mirarlos a simple vista.

Láminas estrelladas

Es el más usado para dibujar y crear una representación clásica del famoso copo de nieve. Se refieren a cristales de hielo laminado que forman seis brazos y son suficientemente anchos para lograr formar una estrella. Casi siempre los bordes de la rama están decorados con marcas simétricas. Este detalle es lo que los convierte en mucho más especiales.

Dendritas estelares

Se conoce de esta manera, dendritas, para referirse a las formas del árbol. Lo cual, es producto de las ramificaciones de los cristales de hielo. Por consiguiente, este tipo de copo es mucho más grande que el anteriormente mencionado. Es por esto que, a simple vista, se podrían detallar sus seis ramas principales y otras ramas secundarias.

Columnas huecas y agujas

Las ramas hexagonales suelen contener en sus extremos unas formas un poco más cónicas. Esto provoca que se noten como si se tratasen de columnas gruesas. El tamaño es tan pequeño que es casi imposible que se puedan visualizar a simple vista. La temperatura necesaria para que se generen estos copos es de aproximadamente -5 °C.

Copos triangulares

Cuando las temperaturas se posicionan por debajo de -2 °C es cuando ocurre el crecimiento de estos cristales. Logran cambiar su forma tradicional hexagonal a una completamente triangular. Este proceso es muy inusual, por ello son pocas las veces que suelen suscitarse.

Rosetas de balas

En este caso, el proceso sucede cuando en determinadas situaciones se originan cristales de hielo en diferentes orientaciones aleatorias. En cierto momento, los copos creados se convierten en columnas parecidas a unas rosetas. Mientras que otros, al comenzar a caer y romperse, se transforman en unos cilindros muy vistosos y en forma de balas.

Nieve artificial

En algunas áreas turísticas suelen utilizarse maquinas que generan nieve artificial. De esta forma, ayudan a los esquiadores para que puedan mantener las pistas de esquiar en óptimas condiciones. Así como también, son ideales para poseer ambientes adecuados en la práctica de estos tipos de deportes. No obstante, es necesario recalcar que los copos de nieve que se producen con estas máquinas no son naturales. Por ello, el proceso de generación y su forma no son para nada semejantes.

¿Por qué ese color especial?

El diámetro de los copos al caer, como ya se dijo, depende de diversos factores y de las condiciones atmosféricas. Oscilan regularmente entre un centímetro de diámetro y alcanzan hasta los 10 cm aproximadamente. El más grande que se conoce, hasta los momentos, lo documentó Fort Keogh, en el año 1887. Este alcanzo los 38 centímetros y ocurrió específicamente en Montana.

En cuanto a su color blanquecino, muchos tienen la incertidumbre la razón que los hace ver así, si son simplemente de agua y hielo. No obstante, al tomar uno y observarlo de cerca con microscopio se puede notar su transparencia. Pero si los mismos, se detallan unidos, unos con otros, la luz que refleja los hace visualizar como blancos.

Esto ocurre porque dicha iluminación se dispersa de forma igualitaria, por las coloraciones espectrales. Debido a que, la luz de color blanco se compone por múltiples colores en el espectro visible. Por ello, nuestros ojos, lo único que pueden notar es el color blanquecino que caracterizan los copos.

Otras curiosidades

Entre las tantas emociones que causan el presenciar la caída de la nieve se puede mencionar su característico sonido. Si has tenido el privilegio disfrutar de una nevada, seguramente, quedaste impactado porque no escuchaste absolutamente nada, por lo que es normal plantearse: ¿cómo unos copos de hasta 8 cm no reproducen sonido? Pues la respuesta es sencilla, al caer los primeros se acumulan en la superficie, y van atrapando el aire entre ellos.

Este proceso produce la concentración de la mayor parte de la vibración que suele generarse al caer los copos. Por este motivo, aunque estés lo más silencioso posible, para tratar de escuchar no podrás percibir absolutamente nada. Se piensa que una capa de nieve acumulada a dos centímetros de espesor puede detener la acústica del paisaje. Sin embargo, a medida que esta se va endureciendo, y compacta, se pierde la calidad de absorción que posee.

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