La vida de las personas transcurriría sin dificultad si en toda su existencia no hubiera interacción, pero las relaciones interpersonales ocurren por la necesidad de comunicarnos, porque somos seres sociables y porque nadie puede vivir aislado del resto del mundo.
Esa interacción que nos hace dependientes socialmente es la que requiere de ideas compartidas y códigos de convivencia conocidos como valores humanos, los cuales rigen la interrelación entre las personas independientemente de la cultura, la religión, raza, posición social o la educación formal que hayan recibido.
Los valores describen las cualidades, aptitudes y características de cada individuo, y se consideran positivos y de importancia dentro del contexto en el que se mueve, comparte, trabaja, construye relaciones y contribuye al tejido social del que forma parte.
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Importancia de los valores humanos
Son los valores humanos los que marcan la diferencia entre todos los seres que comparten el planeta, y los que exaltan al ser humano colocándolo en un nivel superior con respecto al resto de los seres vivos.
La importancia de los valores humanos está en que son virtudes que tenemos más allá de las barreras culturales, de conducta, de identidad o de origen, son los que guían la actuación tanto individual como de grupo, de allí la importancia de que estén presentes en todos los aspectos de la vida.
En los valores humanos está la base sobre la cual se asienta la convivencia en libertad para contribuir con la conformación de una mejor sociedad, más justa, equitativa, empática, sensible y, en consecuencia, más agradable y armoniosa.
¿Cuáles son los valores humanos?
No existe un número determinado de valores humanos, pero sí algunos que son básicos e inalterables en el tiempo, aunque cambien las generaciones, las costumbres y los modos de vida de las personas.
Responsabilidad
Este es un valor universal, donde confluyen otros varios valores, como la honestidad; por ejemplo, es responsable la persona que actuando individualmente o de forma colectiva, cumple con sus compromisos, deberes y obligaciones con quienes le rodean; es, posiblemente, uno de los valores humanos cuyo cumplimiento más se dificulta, sobre todo cuando no consideramos que la responsabilidad empieza por uno mismo.
Respeto
Este es uno de los valores de más importancia, pues debe estar presente en todas las interacciones: familiares, laborales, entre amigos, y en cualquier espacio, escuela, universidad, oficinas públicas, parques, calles, etc.
El respeto es un valor humano que debe aprenderse y comprenderse para poder practicarse, a través del conocimiento del sentimiento y accionar de los demás.
Paciencia
La paciencia está muy cercana a la tolerancia, dos valores que nos ayudan a convivir y a luchar por lo que deseamos. Sabemos que todos los días ocurren cosas buenas y cosas desagradables, así como problemas sencillos de resolver y otros que desafían nuestra integridad. Es allí donde se ponen a prueba estas cualidades con las cuales demostramos la capacidad de poder sortear los momentos difíciles.
En la medida en que maduramos entendemos que la paciencia debe formar parte de los códigos de convivencia, de manera de practicarla especialmente con nuestros padres y abuelos.
Sinceridad
Este es un valor de mucho peso, pues ser sincero significa convivir y mantener relaciones transparentes, sin segundas intenciones ni propósitos ocultos, tanto en la palabra como en la actuación; la sinceridad es un valor humano que también debe empezar por uno mismo, y a partir de ahí practicarla con los demás.
Empatía
Ponerse en el lugar de nuestros semejantes ante cualquier situación es tener un sentimiento de afinidad en las circunstancias que están afectando a otra persona. Para tener empatía se debe ser comprensivo, sensible y flexible. Una persona empática es discreta ante eventos que afligen a compañeros, amigos o familiares.
Bondad
Este es un valor humano que debe estar presente en todas las acciones, involucra dar un poco de lo que tenemos, no solo material, sino emocional y espiritual. Escuchar a los demás, tener conciencia de sus necesidades, ayudar en lo posible y hacer el bien hacen que la bondad se convierta en una forma de vida con la que podamos sentirnos satisfechos.
Honestidad
Este es un valor de mucho peso, pues está relacionado con la verdad y la justicia, valores humanos que fortalecen la personalidad y el respeto en los individuos. Una persona honesta siempre resalta la verdad en todas sus acciones, expresiones, pensamientos e ideas. Es la base de una buena relación entre sus semejantes y consigo mismo.
Gratitud
La gratitud también se manifiesta en todas las acciones del ser humano; una persona agradecida tiene en mente hacer el bien, no dañar al otro, proteger al débil, seguir contribuyendo con el bienestar de los demás, y sobre todo, no olvidar lo que otras personas han hecho desinteresadamente por nosotros.
Asegurarnos de multiplicar esa ayuda y protección que hemos recibido dándosela a quien la necesite, es un gesto de gratitud.
La gratitud exalta lo mejor que tienen los seres humanos hacia sus semejantes; para que exista la gratitud se deben tener otros valores como la bondad y la empatía, y tener poca visión egocéntrica en lo que hacemos.
Humildad
Una de las premisas más acertadas en la actualidad es que nadie sabe de todo. Como hombres y mujeres, informados, formados y enriquecidos desde la experiencia, tenemos limitaciones, y es de persona con valores reconocerlas.
Reconocer las limitaciones, debilidades y miedos es ser humilde, así como preocuparse por los demás, por quienes nos rodean y tratar de servir en lo que esté a nuestro alcancel.
Lealtad
La lealtad es la cualidad que tiene una persona en la que se manifiesta el respeto y la fidelidad hacia otro, hacia una causa, un compromiso; es sinónimo de rectitud y honestidad con los cuales se estrechan fuertes lazos sociales y de amistad, y con los cuales se tejen vínculos de confianza.
Amor
Finalmente mencionaremos el amor que, así como otros valores como el optimismo, la alegría y la buena disposición, es quizá uno de los sentimientos más fuertes que se convierte en el motor que mueve toda la energía en pro de lo que amamos.
Está el amor al trabajo, a la familia, a la profesión, a los amigos; pero también está el amor al espacio y al ambiente que nos rodean, lo que hace que los cuidemos y respetemos, lo que nos mueve a tener acciones positivas y llevar un comportamiento ciudadano ejemplar.
Del amor surgen, además, la bondad, la gratitud, el respeto, la confianza y la empatía; es, en resumen, la puerta hacia todos los valores humanos que deben prevalecer en la sociedad.