El lince ibérico, o Lynx pardinus por su nombre científico, es un felino carnívoro exclusivo de la península ibérica. Esta especie de lince es bastante pequeña, los machos adultos pueden alcanzar entre los 11 y 13 kilogramos, mientras que las hembras de unos 8 a 10 kilogramos.
Son muy ágiles, con orejas puntiagudas que parecen terminar en un pincel y una cola corta que finaliza con una borla negra muy característica de su raza. Durante años se vieron severamente amenazados por diversos factores, pero gracias a los aportes de gobiernos de la región, ONGs y muchos voluntarios, han logrado salvarse de la extinción.
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Al borde de la desaparición
Esta especie llegó a un punto crítico cuando faltó muy poco para que desaparecieran. En 2002 su población apenas llegaba a los 94 ejemplares viviendo en libertad. Pero en 2005, lo que ya parecía malo, se volvió peor cuando 50 ejemplares de esta especie murieron. Aunque el destino del lince ibérico parecía encaminado directo a un final muy trágico, surgió una nueva esperanza para ellos cuando los gobiernos de la península ibérica comenzaron a tomar cartas en el asunto, principalmente España y Portugal.
Las acciones tomadas por las autoridades de estos países y programas como Life e Iberlince llegaron justo a tiempo. Llevó cerca de 15 años y casi 100 millones de euros invertidos, pero gracias a estos esfuerzos la población salvaje del lince ibérico ha aumentado a 686 en diciembre del 2018, casi siete veces más que 16 años atrás.
El programa Life, pieza clave para su salvación
Gracias a los aportes de la Unión Europea y el gobierno español, este programa logró fundar cuatro centros de reproducción y cría en cautiverio, para su posterior reintroducción a la naturaleza. El trabajo realizado por el programa Life con el apoyo de Iberlince han sido elementos fundamentales para la milagrosa recuperación de las poblaciones salvajes del lince ibérico. Recientemente, el programa fue refinanciado y estará vigente por 5 años más.
La lucha continúa
A pesar de haber superado lo peor, el lince ibérico sigue siendo una especie amenazada. Entre el 2002 y 2018 se detectaron 277 muertes de especímenes de esta especie, de las cuales más de la mitad fueron causadas por el hombre. 146 de los decesos fueron causados por atropellos y 37 a causa de la caza furtiva. Actualmente se están tomando nuevas medidas para asegurar la supervivencia de los linces ibéricos, un ejemplo de esto son las nuevas estrategias implementadas para reducir la velocidad de los vehículos y motos en las vías que cruzan por los territorios habitados por los linces ibéricos.
Recientemente surgió una nueva amenaza para la supervivencia de estos felinos, que mantiene en alerta a toda la comunidad, y es la escasez de conejos, los cuales representan entre el 80 y 90% de su dieta. La disminución en la población de los conejos se debe a “la enfermedad hemorrágica del conejo”, la cual ha estado diezmando las poblaciones de estas criaturas desde el año 2011. Ante la nueva adversidad, el programa Iberlince diseñó un proyecto en el año 2013 que consistía en la liberación de más de 42.000 conejos en las zonas donde habitan estos felinos.
Resumiendo
El caso del lince ibérico es una muestra de que si las personas dejan a un lado sus diferencias y luchan por una causa en común se pueden lograr grandes cosas. Estos felinos estuvieron muy cerca de apuntar su nombre en la lista de animales extintos a causa del hombre, por la caza y disminución de su territorio. Sin embargo, se tomaron las decisiones correctas, y aunque aún no se puede decir que están a salvo, ya salieron de la zona de alto riesgo.