El arcoíris es uno de los fenómenos más agradables al ojo humano. La formación de este gran semiarco en el cielo resulta llamativo, tanto para grandes, como para chicos. La belleza de los colores del arcoíris suele relacionarse a paisajes hermosos y a nuevas etapas en la vida.
Su naturaleza es tan imponente que el mismo Aristóteles se dedicó a estudiar su formación, generando así una serie de teorías sobre este maravilloso fenómeno óptico. Inclusive, se han creado mitos sobre tesoros escondidos a los pies del arcoíris para causar mayor interés infantil.
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¿Cuáles son los colores del arcoíris?
A simple vista, el ojo humano visualiza la existencia de 7 colores. Sin embargo, no se distingue frontera entre uno y otro, lo que dificulta dar certeza de que sean solo 7, sobre todo, porque existe un continuo gradiente de colores.
En orden creciente, desde la distancia más cercana a la superficie terrestre, hacía el exterior, se ordenan los colores del arcoíris así:
- Violeta: formado por longitudes de onda entre 380 nm y 427 nm. Es el primero de los colores del arcoíris.
- Índigo: aparece con longitudes de onda entre 427 y 476 nm.
- Azul: con longitudes de onda entre 476 nm y 497 nm. Corresponde al último de los colores fríos que se visualizan en el arcoíris.
- Verde: considerado un color de transición, aparece con longitudes de onda entre 497 nm y 570 nm.
- Amarillo: inicia los colores cálidos. Sus longitudes de onda son de 570 nm a 581 nm.
- Naranja: el penúltimo de los colores del arcoíris, posee longitudes de onda entre 581 nm y 618 nm.
- Rojo: el último de los colores, ubicado en la parte superior del mismo. Abarca longitudes de onda que van desde los 618 nm hasta los 780 nm.
¿Cómo se forma un arcoíris?
El arcoíris es un fenómeno meteorológico y óptico. Este se produce cuando un rayo de luz y gotas de agua entran en contacto. Para que se dé el fenómeno, es necesario que exista gran cantidad de agua suspendida en el aire.
Cuando esto sucede, parte de la luz que entra en contacto con la gota se refleja hacia atrás. Lo anterior, se debe a que esta cantidad de luz no puede penetrar en la gota. Por su lado, otra parte de la luz logra entrar en la gota y es reflejada en dirección contraria. Esto se debe al fenómeno de refracción. Ambos reflejos se realizan a un ángulo de 138°, por ser dicho ángulo el que tienen con la luz solar.
En algunos casos, las gotas de agua propician una mayor refracción, generando la formación de arcoíris dobles o triples. Para obtenerlos, el ángulo del rayo de luz debe ser de 130°, por lo que son de mayor tamaño. En estos secundarios o terciarios, los colores del arcoíris se observan más tenues que los del arcoíris principal.
Este fenómeno meteorológico requiere tan solo de dos elementos (luz y agua). De allí, se obtiene el proceso físico más agradable a la vista del hombre.