Las VPN son un concepto que puede parecer nuevo, pero se trata de una herramienta que lleva tiempo en aplicación, la diferencia es que su uso se está extendiendo ahora entre cada vez más usuarios, que ven en estas Redes Privadas Virtual (Virtual Private Network) un sistema versátil con gran variedad de usos. Entre ellos, llaman la atención la capacidad que ofrecen las VPN de saltarse todo tipo de limitaciones geográficas, navegar de forma privada a través de la red o restringir la llegada de publicidad a nuestras conexiones. Interesante, ¿verdad? Hablemos de ellas en un poco más de profundidad.
A grandes rasgos, lo que permite una VPN es crear una red local a través de internet. En otras palabras, no requiere que sus componentes estén integrados a nivel físico entre sí, sino a través de la red. Esto explica que su principal uso hasta hace poco se situase en el entorno comercial: el acceso a una red privada única es algo que cualquier empresa busca, especialmente si hablamos en términos de seguridad. Esto es más cierto aún si cabe en la actualidad, donde la generalización de figuras como el teletrabajo ha hecho que la necesidad de protección a través de conexiones cifradas sin limitaciones en el acceso sea una cuestión cada vez más crucial.
Otra faceta por la que es importante saber qué es una VPN es cuando hablamos del consumo de contenidos en internet. Muchas plataformas, desde sitios de visionado de contenido por streaming, redes sociales o plataformas de vídeo (entre otras), tienen ciertos contenidos restringidos, limitados o bloqueados por razones geográficas, ya sea por motivos económicos, políticos o de otra índole. A través del uso de una VPN podemos burlar muchas de estas restricciones y tener acceso a contenidos que, utilizando una conexión normal, tendríamos vetados. Adiós a la censura y a las limitaciones impuestas por los firewalls, las VPN nos abren la puerta a mucho más contenido.
Se trata, además, de un blindaje extra para casos en los que nos encontremos en situaciones de vulnerabilidad en la red, por ejemplo, si estamos accediendo a internet a través de un wifi público o abierto, si estamos navegando en sitios de dudosa reputación, etc. Utilizando una VPN en estos casos estaremos reduciendo el riesgo de ser víctimas de un ataque ya que los paquetes de datos que enviemos desde nuestra conexión estarán (en la mayoría de los casos) cifrados, dificultando en gran medida una utilización fraudulenta.
Por supuesto, la fiabilidad y la eficacia de una red VPN no siempre es la misma, si no que depende del proveedor del servicio. Es muy importante asegurarse de estar utilizando un servicio de VPN de garantías ya que, de toparnos con un proveedor malintencionado, estaremos abriendo de par en par las puertas de nuestra actividad al ciberdelincuente. Por ello, merece la pena detenerse a investigar un poco las opciones, leer reseñas y decantarse por la opción que nos ofrezca lo que necesitamos de forma segura y completa.
Habiendo mencionado algunas de estas ventajas podríamos pensar que las VPN son la panacea en ciertos ámbitos, pero no es así. Siendo herramientas muy útiles, no siempre son infalibles, por lo que es importante seguir siendo precavidos en nuestras actividades a pesar de su uso, ser conscientes de que en algunas ocasiones no serán capaces de evitar los bloqueos (a veces las plataformas van más rápido que los proveedores de VPNs) y que, aunque proporcionan mayor privacidad, no nos harán completamente invisibles. De modo que, si las usamos, tengamos en cuenta tanto sus beneficios como sus limitaciones y actuemos en consecuencia: esa es la mejor manera de sacarle todo el partido a estas interesantísimas redes privadas virtuales.