La obesidad es un problema de salud que afecta a millones de personas en todo el mundo y cuya prevalencia se mantiene en ascenso, razón por la cual se viene dando prioridad a la prevención del sobrepeso por medio de la educación nutricional. No obstante, existen ocasiones en que la alimentación y el ejercicio físico no son la única solución.
Muchas personas tienen la necesidad, siempre bajo supervisión médica, de recurrir a fármacos contra la obesidad, los cuales actúan sobre determinadas zonas del cerebro, responsables de controlar la sensación de saciedad y reducir el efecto que los alimentos tienen sobre las partes del cerebro responsables de la sensación de placer al comer.
Tal es el caso de Mysimba, un producto adelgazante que actúa directamente sobre el sistema nervioso central y permite reducir la ansiedad que impulsa al consumo descontrolado de alimentos, lo cual resulta una ayuda excelente para quienes se encuentran en la lucha por bajar de peso.
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¿Qué es y cómo funciona Mysimba?
Mysimba es un tratamiento contra la obesidad creado por la compañía farmacéutica ROVI. Tiene como ingredientes activos naltrexona y el bupropión, una combinación que genera una acción dual, siendo antagonista de los receptores opioides e inhibidores de la recaptación neuronal de la dopamina, respectivamente.
En consecuencia, la función de este fármaco sería acompañar una dieta baja en calorías, generar sensación de saciedad y mitigar la ansiedad por consumir alimentos, además de incentivar el aumento de la actividad física del paciente. Todo esto haría que el proceso de cambiar de hábitos alimenticios y reducir peso sea mucho más sencillo a largo plazo.
Solo es recomendable en personas que padezcan un sobrepeso grave o presenten dificultades para adelgazar. Este medicamento únicamente puede ser adquirido bajo receta médica y el especialista lo recomendará cuando el IMC del paciente sea de 27 puntos o más, combinado con otra patología como diabetes, hipertensión o cualquier trastorno cardiovascular.
Efectividad de Mysimba
La efectividad de esta combinación de fármacos fue comprobada en el estudio COR-II (Apovian et al. Obesity 2013), realizado con 1496 pacientes. En este estudio se confirmó que en un lapso de 28 semanas de tratamiento los pacientes conseguían una reducción de peso promedio de un 6,5% en comparación al grupo que recibió placebo.
Cuatro estudios de fase III sobre 4.536 pacientes, igualmente lograron certificar los resultados anteriores, demostrando que los pacientes tuvieron una disminución de peso en torno a los el 5,9 % y el 11,5 % al combinar el medicamento con una dieta saludable, favoreciendo el cambio de estilo de vida.
Sin embargo, también es importante considerar los efectos secundarios de su consumo. Diarrea, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, insomnio, mareos o sequedad en la boca son los más frecuentes, mientras que el empeoramiento de la depresión es posible y debe ser alertada al médico especialista de inmediato.
No se recomienda este tratamiento cuando el paciente padece ataques epilépticos, es hipersensible a la naltrexona o al bupropión o consume analgésicos opiáceos, y en caso de enfermedad hepática, depresión u otras enfermedades, deberá informar al especialista para que determine si esta es la alternativa adecuada.