“Comer sano” no es igual para todo el mundo. Hoy está claro que dos personas pueden tener una respuesta muy diferente al mismo alimento: una aumenta más el azúcar después de un tazón de avena, otra metaboliza peor, las grasas saturadas u obtiene más o menos beneficio del café antes del ejercicio. La nutrición de precisión intenta dar respuesta a esta variabilidad: utiliza datos biológicos, clínicos y del estilo de vida para desarrollar estrategias alimenticias personalizadas para cada individuo, en lugar de pautas universales. El Máster Universitario en Nutrición de Precisión y Ciencias Ómicas en Alimentación es una formación pionera que prepara a los profesionales de la salud y la investigación para liderar esta transformación.
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Las ciencias ómicas que lo hacen realidad
La revolución está impulsada por las ciencias ómicas, que miden a gran escala lo que ocurre en el organismo.
Así, la genómica estudia variantes genéticas que determinan cómo metabolizamos los nutrientes o respondemos a la dieta. No define el futuro, sino que modula el riesgo y la toma de decisiones.
Por otra parte, la metabolómica analiza las pequeñas moléculas en sangre, orina o heces que reflejan lo que realmente está sucediendo ahora en tu metabolismo. Es una fotografía muy útil para ver si una intervención nutricional está surtiendo efecto, detectando inflamación, estrés oxidativo o el uso de sustratos energéticos.
Por último, la microbiota hace referencia a la comunidad de microorganismos del intestino y sus funciones. Interactúa con la dieta y produce compuestos como ácidos grasos de cadena corta que impactan en la salud metabólica, inmunológica y cerebral. Personalizar la fibra, los prebióticos y la dieta alimentaria cambian estos perfiles.
La integración multiómica o cruzar genómica, metabolómica y microbiota con datos clínicos y mediciones de actividad física permite pasar de recomendaciones genéricas a planes de nutrición personalizados.
Prevención de enfermedades crónicas
Para condiciones como diabetes tipo 2, hipertensión, dislipemia u obesidad, la nutrición de precisión ayuda a ajustar la ingesta de carbohidratos, grasas y proteínas considerando el riesgo genético y la respuesta posprandial real.
Algunos genotipos son más sensibles a las grasas saturadas en relación con el colesterol LDL; mientras que otros muestran picos glucémicos más intensos ante determinados almidones.
La metabolómica muestra si una pauta está mejorando el perfil inflamatorio o reduciendo intermediarios del metabolismo lipídico asociados a riesgo cardiovascular.
Y la microbiota, al modulase con fibra específica, polifenoles y patrones dietéticos, puede mejorar la sensibilidad a la insulina y la homeostasis energética.
Mejora del rendimiento deportivo
En deporte, personalizar la carga de hidratos, el uso de cafeína o estrategias de recuperación puede marcar la diferencia.
Variantes en genes relacionados con el metabolismo de la cafeína condicionan si una persona obtiene ventaja o no de una dosis precompetición.
La metabolómica permite ver el uso de sustratos (grasas vs. carbohidratos) y ajustar la periodización nutricional para diferentes sesiones.
La microbiota también juega un papel: ciertas bacterias pueden favorecer el uso de lactato o la producción de butirato, ayudando a recuperarse y a la función intestinal del deportista.
Salud intestinal y bienestar digestivo
Aquí la microbiota es protagonista. Personalizar la ingesta de fibra, seleccionar prebióticos y considerar fermentados según la composición microbiana ayuda a reducir la distensión, el dolor o la irregularidad. En algunos casos, estrategias escalonadas son acompañadas de análisis que guían la modulación progresiva hacia un patrón sostenible, minimizando síntomas y favoreciendo la diversidad bacteriana.
Cómo está cambiando la investigación y la clínica
Las ciencias ómicas no solo personalizan la intervención: están transformando la forma de investigar y de estudiar nutrición. Hoy proliferan los estudios longitudinales con muestreos repetidos y la integración de wearables con datos ómicos para modelar respuestas en tiempo real. La bioinformática y la inteligencia artificial (IA) permiten descubrir subtipos de respuesta a la dieta, construir predictores de picos glucémicos o lipémicos y anticipar qué plan alimentario será más eficaz para una persona concreta. Este enfoque también exige rigurosidad: calidad en la recogida de muestras, estandarización de laboratorios, validación externa de modelos y una interpretación clínica prudente.
Además, plantea retos éticos: proteger los datos genéticos y microbiológicos, consentimiento informado claro y comunicaciones abiertas sobre el valor y los límites de cada test.
Formación pionera para liderar esta transformación
Para aplicar bien la nutrición de precisión se necesitan profesionales que sepan leer e integrar datos ómicos, interpretar su relevancia clínica y transformarla en planes practicables y éticos. El Máster Universitario en Nutrición de Precisión y Ciencias Ómicas en Alimentación de la Universidad CEU San Pablo es una formación pionera que prepara a dietistas-nutricionistas, médicos, farmacéuticos, biomédicos y profesionales de ciencias de la salud a liderar este cambio.
En resumen: la nutrición de precisión deja de centrarse en la “receta universal” para basarse en una estrategia personalizada basada en la genómica, la metabolómica y la microbiota. La formación especializada, como el Máster de la Universidad CEU San Pablo, es la vía para profesionales de la salud e investigadores lideren con solvencia esta nueva era de la alimentación personalizada.